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Title: La batalla de Tucumán, manifestación de un nuevo paradigma: la Nación en armas
Authors: Lucchetta, Gustavo Mario
Brown, Fabián Emilio Alfredo (director de tesis)
Lucchetta, Gustavo Mario
Issue Date: 11-Oct-2012
Publisher: Escuela Superior de Guerra Tte Grl Luis María Campos
Citation: Lucchetta, G. (2012). La batalla de Tucumán, manifestación de un nuevo paradigma: la Nación en armas (Tesis de maestría). Escuela Superior de Guerra Tte Grl Luis María Campos. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Abstract: Coincide felizmente con el segundo centenario de una de las páginas más notorias de la historia militar argentina, y a la vez con uno de los grandes hitos belgranianos, la elaboración de esta tesis. Sirve esta coincidencia para alentar la investigación, produciendo conocimiento (para colaborar con el avance de la ciencia histórica: fin de toda tesis) sobre la batalla en sí y sobre quienes lucharon en ella, batalla que salvó en gran parte la suerte de la Revolución, (y posiblemente la actual región del noreste argentino para nuestra Patria). Busca arrojar más luz acerca de su conductor, uno de los Padres de la Patria, uno de los contados próceres indiscutidos en el balance general de su obra, que ha sido realmente multifacética y sobre el pueblo que tomó las armas (no sólo el tucumano), buscando interpretar, en el contexto histórico en que se desarrolló, las singularidades de este hecho táctico. Tucumán, junto con Salta, son las dos únicas batallas campales que en la larga Guerra de la Independencia (1810 – 1824) se libraron en el actual territorio de la República Argentina. Pero a diferencia de Salta, Tucumán es un caso paradigmático tanto de la noción de Nación en Armas, como de la influencia de las fuerzas morales: en Salta la acción del Ejército es más excluyente, mientras que Tucumán, al decir de Lizondo Borda, es “la batalla del pueblo”; además, para Salta se venía entonado por una rutilante victoria y con un ejército que había sido reforzado por un Gobierno Central que, tras los acontecimientos del 8 de octubre de 1812 había cambiado su actitud estratégica. En todo caso, si se busca una analogía para Tucumán, la debemos trazar con la Reconquista y Defensa de Buenos Aires (comparación que el propio Belgrano hace en su Parte Oficial). A la vez, podemos afirmar que Salta es consecuencia de Tucumán, no sencillamente por haberla antecedido, sino porque Tucumán fue, cuanto menos, uno de los acontecimientos fundamentales en el mencionado cambio de actitud estratégica. También es intención estudiar con un criterio moderno la batalla, enfocándola desde el punto de vista de los conflictos asimétricos. Es cierto que una batalla es un episodio dentro de un conflicto, y que por otra parte, en la actual clasificación de conceptos asimétricos no se encuadra exactamente Tucumán. Pero los conflictos asimétricos son tan antiguos como el hombre, como cuando un hombre se debió enfrentar contra dos. Y se verá que así y todo encaja con la actual clasificación en muchos aspectos. Otro aspecto a tratar es Belgrano conductor. Con una formación militar más regular de lo que se piensa, a la luz del momento que se vivía, y que por su nunca desmentida modestia Belgrano jamás se adjudicó, fue un líder que excedió el marco de la conducción estrictamente operativa, y que por los avatares de la situación, debió en muchas oportunidades enfrentarse con enemigos notoriamente superiores con dispar suerte, pero siempre con eficiencia, la cual debe medirse en términos de los medios puestos a su disposición. Fue un confiable conductor. De él se dijo: 2 - 160 “La personalidad del General en Jefe: militar improvisado, pero inteligente, pertenecía a la falange de hombres de cultura superior a su época. Ha tenido oportunidad de adquirir los primeros rudimentos profesionales durante las Invasiones Inglesas como capitán y sargento mayor de milicias, que perfeccionó en la Campaña del Paraguay y en el comando de los Patricios en Rosario. Conciente de sus propias lagunas, en cuanto a capacidad profesional, procuró subsanarlas mediante su afán por el perfeccionamiento de sus conocimientos. Su profesión la de abogado, graduado en la Metrópoli, y tenía a la sazón 42 años”.1 Hay un reconocimiento tácito al Belgrano soldado que hacen sus contemporáneos, y que lo podemos fácilmente inferir desde la siguiente analogía: mientras que en la Primera expedición auxiliar al Alto Perú, y en especial luego de los sucesos de Córdoba en agosto de 1810, la expedición tuvo un jefe político, máximo responsable, tal el Vocal Castelli y un jefe militar subordinado, el coronel González Balcarce, en su contemporánea al Paraguay el Vocal Belgrano asumió ambas responsabilidades reunidas; su posterior nombramiento como jefe del Regimiento de Patricios, a fines de 1811 y del Ejército del Norte pocos meses después2, nuevamente como responsable en ambos aspectos, es un reconocimiento implícito a sus condiciones militares, al menos en igualdad de condiciones con otros jefes regulares. A partir de entonces, su trayectoria posterior quedará ligada más a su actuación militar que a cualquier otra. Y será como jefe militar con responsabilidades políticas que en transcurso de la Segunda expedición auxiliar al Alto Perú, en su calidad de lo que hoy podríase definir como Comandante de un Teatro de Operaciones, que designará en su zona de responsabilidad a jefes militares tales como Warnes o Arenales para los gobiernos militares. Por último, no se han asignado responsabilidades operativas a otras conspicuas figuras políticas de su época que no tuvieran antecedentes castrenses.
Description: Tesis de maestría
URI: http://cefadigital.edu.ar/handle/1847939/564
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